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Alcohol y depresión: ¿van de la mano?

El alcohol es un depresor del sistema nervioso central. Al momento de ser ingerido produce sensación de felicidad, relajación y euforia por la liberación excesiva de serotonina y dopamina. Sin embargo, más tarde esta sensación se desvanece y da paso a la depresión. El consumo abusivo o recurrente de alcohol puede provocar, a la larga, un trastorno depresivo. Alcohol y depresión suelen ir unidos.

Es importante cuando existe un problema de adicción al alcohol, o se padece depresión, tratar estas enfermedades adecuadamente. Existen hoy en día métodos muy eficaces para tratar ambas patologías, como la psicoterapia, la medicación o la Estimulación Magnética Transcraneal.

Alcohol y depresión

La depresión es una enfermedad que cursa con un estado de ánimo de profunda tristeza y desesperanza, falta de energía y desasosiego. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la depresión afecta a 280 millones de personas en el mundo y aproximadamente a dos millones en España.

La depresión puede deberse a diversas causas, como un evento traumático, el duelo de un ser querido o atravesar una situación poco favorable como un despido laboral o ruptura afectiva.

También puede deberse a un desajuste hormonal, a un desequilibrio de determinados neurotransmisores cerebrales o puede tener un carácter hereditario.

Sin embargo, una de las causas más frecuentes de la depresión, de la que no mucha gente es consciente, son las drogas, entre ellas el alcohol.

El alcoholismo es una patología crónica, física y mental, y es un fuerte precursor de la depresión, agravando así la situación.

La OMS define el alcoholismo como una enfermedad en la que el consumo de alcohol es crónico y abusivo, generándose así una fuerte dependencia del mismo y perdiendo el control sobre este.

No todas las personas que consume alcohol son alcohólicas, pero sea cual sea el grado de consumo, el alcohol puede generar depresión, provocándose un círculo vicioso en el que beber provoca depresión, y la depresión lleva a la persona a beber.

¿Por qué es el alcohol depresivo?

El alcohol es un fuerte depresor del sistema nervioso central. Esta droga parece mejorar los síntomas de la depresión en un primer momento, debido a que los primeros síntomas al comienzo de la ingesta son felicidad y relajación debido a la liberación de dopamina y serotonina.

Sin embargo, más adelante, lo que provoca es un desequilibrio en estos neurotransmisores, alterando su disponibilidad y funcionamiento. Por tanto, el alcohol, lejos de ayudar a paliar los síntomas de la depresión, los empeora notablemente, sumiendo a la persona en una enfermedad más profunda.

El alcohol provoca, poco a poco, un déficit de serotonina y dopamina, lo cual afectará directamente al estado de ánimo de la persona, que solo notará una mejoría cuando vuelva a consumir alcohol, favoreciendo así el desarrollo de una adicción al alcohol.

Mezclar alcohol y depresión es altamente nocivo y peligroso, ya que uno va a empeorar los síntomas de otro y va a ser más difícil salir.

Alcohol y depresión: ¿van de la mano?

En ocasiones el abuso de alcohol genera depresión, y en otras, es la propia depresión la que provoca un consumo abusivo de alcohol.

Las personas que están atravesando una depresión o la arrastran hace tiempo, consumen frecuentemente alcohol con la idea errónea de que este aliviará su dolor y tristeza.

Sin embargo, aunque en un primer momento así lo sientan, no tardarán mucho en notar cómo los síntomas empeoran y el estado depresivo se arraiga más profundamente.

Además, cuando se juntan alcohol y depresión, es muy posible que la persona también esté consumiendo antidepresivos, que al mezclarse con las bebidas alcohólicas afectarán nocivamente a la salud y empeorarán todavía más los síntomas que estos fármacos deben tratar, restándoles efectividad.

Por tanto, alcohol y depresión juntos, nunca es una buena idea.

Alcohol y depresión: tratamientos

Tanto el alcoholismo como la depresión son patologías que deben ser tratadas lo antes posible. Existen diversas opciones de tratamiento.

Psicoterapia

Está demostrado que la terapia psicológica es necesaria en los procesos depresivos y de alcoholismo.

La terapia cognitivo conductual en los casos de alcoholismo es una de las más recomendadas, ya que el terapeuta ayuda al alcohólico a reconducir conductas, a lidiar con la abstinencia y el estrés y a evitar futuras recaídas.

Lo mismo ocurre con la depresión, a través de la psicoterapia de ayuda y acompaña al paciente de forma que sea él mismo quien consiga superar la enfermedad, identificando la raíz del problema y aprendiendo herramientas para superarlo.

Cuando existe un problema de alcohol y depresión es todavía más recomendable realizar psicoterapia, ya sea de forma aislada o combinándola con otro tipo de tratamiento. De esta forma, se podrán tratar ambas patologías de la mano de un profesional.

Medicación

El tratamiento farmacológico que se emplea para tratar la depresión suele constar de la receta de antidepresivos. Los más recurrentes son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (fluoxetina, sertralina, paroxetina). También pueden recetarse ansiolíticos y medicamentos coadyuvantes.

Para tratar el alcoholismo no se ha encontrado aún una cura farmacológica definitiva, pero sí existen medicamentos que ayudan con la abstemia. Algunos de estos medicamentos provocan efectos negativos en el cuerpo como nauseas y malestar tras la ingesta de alcohol junto a estos. La FDA ha aprobado tres medicamentos que han demostrado ser eficaces para tratar el alcoholismo: el disulfiram, la naltrexona y el acamprosato.

En el caso de necesitar medicación para tratar un problema de alcohol y depresión, no es aconsejable mezclar antidepresivos con alcohol. Por tanto, es importante que el paciente se mantenga abstemio.

Estimulación Magnética Transcraneal

La Estimulación Magnética Transcraneal o EMTr es el último descubrimiento en el campo de tratamientos de adicción al alcohol y depresión.

Se trata de una técnica que consiste en, a través de ligeras pulsiones magnéticas que se aplican sobre el cuero cabelludo, se alcanzan las regiones del cerebro responsables de la adicción. Con la EMTr se consiguen regular químicos cerebrales como los neurotransmisores dopamina y serotonina, que son los principales implicados en el proceso adictivo.

Es una técnica indolora, segura y avalada por la Unión Europea. Una auténtica revolución científica que consigue reducir los síntomas de la abstinencia desde la primera semana en que se aplica.

La EMTr es una auténtica revolución, ya que además, no tiene efectos secundarios, al contrario de la medicacón.

Es un método ambulatorio y que no necesita ingreso ni tiempo de recuperación, por lo tanto los pacientes podrán tratar su problema de adicción al alcohol y depresión mientras continúan con sus vidas cotidianas.

En Newline buscamos ofrecer el mejor tratamiento para superar el alcoholismo y tratar la depresión, nuestra prioridad siempre ha sido la salud y felicidad de nuestros pacientes. Para ello contamos con la experiencia de nuestro equipo de psiquiatras profesionales con décadas de trabajo en el sector, que han tratado con éxito a más de 200 pacientes con la EMTr.

Somos, además, pioneros en España en el uso de EMTr y nos involucramos en el tratamiento de cada uno de nuestros pacientes, ya que cada caso es diferente y ha de ser tratado con de forma independiente y personal.

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