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“El Antabus no me hace efecto”: ¿es posible?

Los familiares de personas que sufren alcoholismo, antes de recurrir a un centro de desintoxicación, buscan información acerca de este medicamento. El alcoholismo es, en ocasiones, una enfermedad silenciosa. Al estar tan normalizado el consumo de alcohol, esta adicción tiende a ser justificada tanto por el adicto como por su entorno, quienes le pueden restar importancia. Sin embargo, es indispensable saber reconocer el problema y buscar ayuda profesional que recomiende el tratamiento más adecuado según el caso. El Antabus es uno de los tratamientos para el alcoholismo que ha adquirido más popularidad, sin embargo, algunos pacientes aseguran que: “el Antabus no me hace efecto”.

 

¿Qué es el alcoholismo?

El alcoholismo es considerado por muchos un vicio, está altamente estigmatizado y es el adicto quien carga con la culpa y la responsabilidad de su dolencia.

Sin embargo, el alcoholismo es una enfermedad grave que necesita tratamiento urgente, ya que, si no se trata, las consecuencias físicas y mentales pueden ser irreversibles.

La OMS considera el alcoholismo una patología crónica. El consumo de alcohol se vuelve recurrente y/o abusivo, generando una gran dependencia y provocando fuertes episodios de intoxicación.

Además, cuando se desarrolla alcoholismo, poco a poco comienza a aparecer un incontrolable deseo de consumir en los periodos de abstinencia que solo cesa cuando se bebe alcohol, este deseo es conocido como “craving” y es lo que dificulta la abstemia.

 

El alcoholismo y sus consecuencias

El alcoholismo es una enfermedad que debe ser tratada, si no, las consecuencias a medio y largo plazo pueden ser irreversibles.

Las secuelas que deja el alcoholismo son tanto físicas, como mentales.

El consumo abusivo de alcohol puede derivar en cirrosis, cáncer, arritmias, hipertensión, problemas cardiovasculares, trastornos cerebrales, problemas gastrointestinales o incluso muerte.

A nivel psicológico los estragos que deja el alcohol son también severos, pudiendo causar depresión, ansiedad, psicosis y trastornos de personalidad.

Es necesario buscar ayuda profesional para tratar el alcoholismo. El médico recomendará al adicto y a los familiares el mejor tratamiento según el caso. Si el médico considera que el mejor tratamiento es el Antabus, debe informar al adicto sobre los peligros de beber mientras se está tomando este medicamento.

También es importante que el paciente entienda que debe tomar la medicación estrictamente. Si no, al cabo de poco tiempo podrá asegurar que “el Antabus no me hace efecto”.

 

¿Qué es el Antabus?

El Antabus es el nombre comercial que se le ha dado al disulfiram, su principal componente, utilizado como método para lograr la abstemia en personas que han desarrollado una dependencia al alcohol.

El disulfiram o Antabus actúa provocando reacciones adversas en el paciente cuando consume alcohol al mismo tiempo que toma esta medicación.

 

«El Antabus no me hace efecto»: ¿cómo funciona este medicamento?

El Antabus inhibe el funcionamiento de la enzima “alcohol-deshidrogenasa”. Esta enzima es la responsable de metabolizar el alcohol en el cuerpo. Al quedar bloqueada la capacidad de procesar el alcohol, el paciente sufrirá una grave intoxicación si consume bebidas alcohólicas mientras se encuentra en tratamiento.

El conjunto de síntomas de esta intoxicación es conocido popularmente como “efecto Antabus”.

El efecto Antabus no presenta los mismos síntomas en todos los casos, variando a su vez en intensidad y duración. Algunas de las reacciones del efecto Antabus son fiebre, vómitos, náuseas, mareos, enrojecimiento, temblores, sudoración, insuficiencia respiratoria, arritmias, hipotensión y, en casos graves, incluso puede producir la muerte.

Muchos pacientes preocupados por su recuperación y por el tratamiento que escogen para realizarla, se preguntan: “¿qué pasa si el Antabus no me hace efecto?”.

 

«El Antabus no me hace efecto»: ¿es posible?

Algunos familiares del adicto en tratamiento acuden a la consulta del médico preocupados porque su ser querido les asegura que: “el Antabus no me hace efecto”.

Lo cierto, es que este medicamento tiene un efecto casi inmediato, en ocasiones incluso a los 10 minutos ya puede producirse una intoxicación si se bebe alcohol.

Por tanto, cuando el adicto le asegura a sus seres queridos que “el Antabus no me hace efecto” es posible que no lo haya tomado y que siga consumiendo alcohol.

Esto es muy común en los primeros intentos de lograr la abstinencia. El alcohólico suele presentar resistencia o falta de esperanza en el tratamiento y, recurrentemente, sufre recaídas o decide no tratarse. Por tanto, para la tranquilidad de su familia, les dicen que “el Antabus no me hace efecto”.

Sin embargo, esto es muy poco probable o casi imposible. Sí es cierto que, posiblemente, pueda necesitar una dosis más elevada para sufrir las reacciones necesarias para no consumir alcohol y el médico deba revisarlo. Pero, en mayor o menor medida, el Antabus funciona.

 

Otros tratamientos para el alcoholismo

Existen diversos tratamientos para el alcoholismo y la posibilidad de combinarlos.

Para las personas que aseguran que “el Antabus no me hace efecto”, creen que existe la posibilidad de que eso suceda o no les convence ese tipo de tratamiento, hay otras opciones farmacológicas, así como alternativas que no implican medicación.

 

Otras opciones farmacológicas por si «el Antabus no me hace efecto»

No se ha encontrado de momento un medicamento que cure definitivamente el alcoholismo, sin embargo, la FDA aprueba tres que son válidos y efectivos para tratarlo: el Antabus (disulfiram) es uno de ellos, por otro lado se encuentran la naltrexona y el acamprosato.

La naltrexona y el acamprosato actúan de otro modo distinto al Antabus. Funcionan reduciendo la sensación de placer que produce beber alcohol, y como resultado, disminuyendo las ganas de consumirlo.

A pesar de que estos medicamentos han demostrado ser eficaces en su función, los innumerables efectos secundarios que producen hacen que cada vez más personas busquen otros métodos que impacten menos sobre su salud.

 

Psicoterapia y grupos de apoyo

Por otro lado, existen tratamientos no farmacológicos que pueden combinarse con estos o realizarse independientemente.

La psicoterapia es uno de ellos, de hecho, es siempre recomendable realizarla durante y después de lograr la abstemia si se desea mantener a largo plazo y evitar recaídas.

La terapia cognitivo-conductual es, sin duda, una de las que mejor funcionan, ya que le otorga al paciente herramientas para poder afrontar la abstemia de la mejor manera posible y lidiar la ansiedad que esta produce al comienzo. Del mismo modo, le ayudará a reconducir patrones de conducta e identificar y manejar situaciones que le provocan ganas de volver a consumir.

Los grupos de apoyo son otra opción muy efectiva, como, por ejemplo, Alcohólicos Anónimos.

En estos grupos el adicto acudirá asiduamente a reuniones donde encontrará una red de personas atravesando las mismas circunstancias que le brindarán apoyo.

 

Estimulación Magnética Transcraneal (EMTr)

La Estimulación Magnética Transcraneal, también conocida como EMTr, es la técnica más avanzada e innovadora para tratar el alcoholismo.

Este tratamiento tan revolucionario ofrece una solución no farmacológica ni invasiva para la dependencia alcohólica, proporcionando resultados rápidos que pueden notarse, incluso, desde la primera semana.

La EMTr funciona mediante una bobina que se le coloca al paciente sobre el cráneo y que descargará sobre este, ligeros e imperceptibles estímulos electromagnéticos. Estos estímulos inciden casi inmediatamente en el cerebro, de forma que conseguirán modificar las áreas neuronales alteradas por la adicción, cuyo funcionamiento es necesario para recuperar la normalidad. Se consigue así corregir la bioquímica cerebral y reequilibrar el funcionamiento de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.

La Unión Europea ya aprueba la Estimulación Magnética Transcraneal como tratamiento para el alcoholismo. Con una tasa de éxito altísima, imposible de conseguir con otros tratamientos.

La Estimulación Magnética Transcraneal es una técnica totalmente indolora y segura que, además, cuenta con la ventaja de ser ambulatoria, lo que le permite al paciente tratarse sin necesidad de ingreso hospitalario y sin tener que renunciar a su trabajo y su rutina.

Además, para los que sospechan que “el Antabus no me hace efecto” o que rechazan la medicación, la EMTr es la opción perfecta ya que no provoca efectos secundarios y nos asegura en un porcentaje de probabilidades muy alto, una recuperación a largo plazo.

En Newline somos pioneros en España en el uso de esta técnica, siendo el primer centro especializado en ella.

Desde que comenzamos, nos hemos volcado con total dedicación en que nuestros pacientes obtengan los mejores resultados y recuperen su salud, por ello, hemos logrado tratar con éxito a más de 200 pacientes con problemas de adicción. Esto es gracias al equipo de psiquiatras que forman Newline, con décadas de experiencia en el sector y una larga trayectoria a sus espaldas que les avala profesionalmente.

 

 

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