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Trastorno de conducta en menores: ¿cuáles son y cuál es su relación con las drogas?

La relación entre las drogas y el trastorno de conducta es compleja, y ha sido objeto de estudio desde hace años.

En concreto, los trastornos de conducta son una de las causas más frecuentes en las consultas psicológicas del niño y del adolescente. Más frecuentes en el sexo masculino, ocasionan un grave impacto en muchos ámbitos de la vida del menor, desde el familiar al escolar o al académico. 

¿Qué tipos de trastorno de conducta existen?

Los principales tipos de trastornos de este tipo en menores de edad son tres:

  • Negativista desafiante (TND).
  • Disocial o trastorno de conducta (TC)
  • Déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Trastorno negativista desafiante (TND)

En este tipo de trastorno, el menor de edad desafía las figuras de autoridad con una fuerte oposición a las normas, generalmente con:

  • Irritabilidad
  • Enfados que pueden llegar a la agresión a personas u objetos
  • Una conducta retadora y vengativa.

El comportamiento se establece como un patrón persistente (durante al menos 6 meses). Este trastorno se asocia con un incremento de las probabilidades de sufrir otros trastornos, como el depresivo y el de ansiedad. 

Trastorno de conducta (TC)

Este trastorno de comportamiento consiste en un patrón asentado de vulneración, de manera consciente, de los derechos de otras personas o de las normas de convivencia. Las reglas socialmente adoptadas por el entorno no se tienen en cuenta y se incurre en actos abiertamente perjudiciales para los demás.

Las personas que lo padecen pueden incurrir en diferentes tipos de delitos y en acciones violentas, agresiones a otras personas, animales u objetos, etc. 

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Este tipo de trastorno se caracteriza por síntomas como la falta de atención, la impulsividad y  un continuo y cambiante exceso de actividad que imposibilita en el menor de edad el mantenerse concentrado, realizando un esfuerzo mental sostenido. Lo habitual es que además se produzca una baja tolerancia a la frustración por la urgencia de obtener una recompensa inmediata, además de una clara falta de iniciativa y voluntad. 

Trastornos de comportamiento y consumo de drogas

A diferencia de los adultos, los menores de edad manifiestan en mayor proporción síntomas de enfermedad mental por medio de alteraciones en la conducta. Aunque el inicio de estos trastornos de comportamiento se suele producir en los años de infancia, las primeras consultas suelen producirse, en muchas ocasiones, a partir de la adolescencia. Esto supone dos dificultades añadidas para su correcto diagnóstico; por una parte, los síntomas habrán ido a más y, por otra, los trastornos se presentan con otras comorbilidades. Es el caso de los millennials y su adicción al juego

Hay que resaltar que los niños que presentan estos problemas de comportamiento tienen, cuando lleguen a la edad adulta, muchas más probabilidades de consumir drogas, de sufrir trastornos depresivo-ansiosos y de presentar intentos de suicidio.

Cuando los adolescentes se enfrentan a problemas emocionales, pueden recurrir al consumo de alcohol o drogas, al igual que los adultos, pero debido a que los cerebros de los adolescentes todavía están en desarrollo, los resultados de esa ‘automedicación’ generan más daños.

Por otra parte, en el consumo se puede encontrar alivio a síntomas puntuales como la ansiedad o la irritabilidad, pero a largo plazo ese consumo los potencia, lo que termina por generar una abuso y la consiguiente adicción. De ahí que sea necesario realizar un tratamiento farmacológico de desintoxicación y/o el internamiento en un centro de tratamiento de adicciones.

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